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domingo, 13 de octubre de 2013

ATENTADO a BONFATTI en ROSARIO

Las 14 balas que impactaron en la casa del Gobernador Bonfatti el viernes por la noche contenían en su intento magnicida un desesperado supra mensaje mafioso explícito que trasciende las fronteras de la racionalidad política para instalarse como agudo condicionante social: “con nosotros no se jode”. Sean quienes fueran “nosotros”: narcos, proxenetas, policías corruptos; o una mixtura de todos ellos y otros más.
De la autoridad socialista y la colaboración efectiva y no solo efectista de quienes se solidarizaron con el Gobernador dependerá que el arrebato criminal del viernes se transforme en fortaleza o impotente debilidad para sus mentores. Comenzó la batalla final que lo puso a Bonfatti en la tapa de los diarios del país. Necio sería negar que esa vidriera contra el delito organizado podría catapultarlo en la política; o someterlo en el intento.

En la intimidad del gobierno sienten que están pagando las consecuencias por haber sido demasiados indulgentes al inicio de la gestión con la necesaria purga en la policía que, al decir de un alto funcionario, “tiene 140 años de una lógica de conducta, potenciada en épocas del proceso militar”. Cuando Binner – o sea el socialismo – llegó al poder entendió que los “cambios” en la política debían darse en la salud con la premisa de erigir nuevos hospitales y centros sanitarios; mejorar el salario y las condiciones de los maestros; desparramar cultura por toda la Provincia y darle un impulso definitivo a la “modernización de la gestión”. La policía fue confiada a la propia policía con Ministros de Seguridad casi testimoniales.

Ahora Bonfatti, arreciado por un marco social – y político-  violento por donde se lo mire es el destinatario político de la balacera desesperada y torpemente amedrentadora. Es verdad que fue advertido por propios y extraños de lo que estaba sucediendo con la droga y la corrupción policial en Rosario, y comenzó a actuar en consecuencia desde el “Tognoligate” a la fecha, desbaratando grupos de narcos y policías que seguramente no se habían formado en los últimos seis meses. La corrupción policial quizás no tenga 140 años, pero tampoco comenzó el 10 de diciembre del 2007. Prueba y error.

Las purgas policiales y el combate contra el narcotráfico nunca salen gratis; como suelen definir ingeniosos graffitis: la policía- y los narcos-  andan suelta y están armados. La policía maneja información privilegiada de los tugurios del delito, y además es la encargada – hasta que se ponga en marcha el nuevo sistema procesal penal – de proporcionarle información a los jueces, con lo cual directamente inciden en los procesos judiciales. ¿Sino como se explica que en menos de 24 horas de producido el atentado contra el Gobernador se hayan detenido cuatro sujetos sospechosos e incautado un arsenal que se supone de su existencia alguien debería haber sabido?.

La sociedad – y mucho menos la rosarina-  seguramente no se escandalizó por lo sucedido el viernes a la noche en la casa del Gobernador; sospechaba íntimamente que esto ocurriría de momento en que la demencial virulencia delictiva iba “in crescendo” a medida que el gobierno decidía ir – es de esperar con la inestimable colaboración de la justicia provincial y federal-  hasta el tuétano en el combate contra el narcotráfico y la maldita policía.

Lo advertimos en estas páginas el día que fue designado Raúl Lamberto como Ministro de Seguridad. Que nadie piense – en la policía-  que sería un fusible; el fracaso de Lamberto sería el del propio Gobernador; el “Pato” ES Bonfatti. No un Ministro más. Similar rango ostenta Rubén Galassi. Fueron las dos primeras personas a las que llamó el Gobernador en la aciaga noche del viernes una vez recuperado del shok. (leer nota "amenazas de muerte para Lamberto")

Darío H. Schueri – Desde Santa Fe

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