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Gobernado Antonio Bonfatti |
Llegan las fiestas en paz pero difícilmente en armonía.
Lo que se preveía
“para las fiestas”, lo apuró tristemente la temprana rebelión policial en
Santa Fe y
Rosario (aclaramos porque en el resto de la Provincia los uniformados estaban expectantes pero en sus puestos) por aumento de sueldo que devino en patéticas escenas de policías mutados en piqueteros dejando las calles a merced de anárquicas bandas de saqueadores selectivos cayó muy mal en la población que vivió horas de zozobra y en no pocos casos de comerciantes que transmutaron en potenciales asesinos en defensa propia.
Sofocado el conflicto con el salariazo policial que será piso para las difíciles paritarias de inicio del 2014 con el resto de los empleados públicos, el gobierno nacional siguió estrechando aquellos vínculos tantas veces reclamados por
Antonio Bonfatti a la Sra Presidente.
“No pasa un día sin que alguien del gobierno nacional llame al Gobernador”, sinceraba un funcionario. Pruebas al canto: las entrevistas del Gobernador con Capitanich y las promesas de allanar situaciones de vieja data; con la Procuradora Gils Carbó para aceitar mecanismos de acción conjunta – que tantas veces pidiera el mandatario santafesino- en la lucha contra los denominados “delitos complejos”: trata de personas, narcotráfico, lavado de dinero. Gendarmería patrullando las calles de Rosario, y también en lugares sensibles de esta capital. En fin, un cambio de aire.