ELECCIONES 2015. Ya se viven en SANTA FE

Elecciones presidenciales 2015 en marcha

Cuando todo el mundo creía que el fervor preelectoral hacia el 2015 se daría, como mínimo después del mundial, o a más tardar avanzada la primavera, la ansiedad por el tentador “cambio de ciclo” nacional irrumpe con estrépito en la política santafesina, llevada de la mano por las innegables primeras figuras nacionales, situación que obligará a los actores santafesinos a jugar el mismo papel.

El estratégico lanzamiento del Frente Amplio-Unen derramará sus efectos en cada una de las provincias, y Santa Fe no quedará ajena, sobre todo porque tiene el atractivo de un santafesino expectante: Hermes Binner. Sergio Massa y su disidente Frente Renovador clavó el ancla en La Invencible con el senador Carlos Reutemann. Y la presidente Cristina Fernández aún no definió el sucesor kirchnerista (todo indica que lo dejará librado a las Paso).

Agustín Rossi podría ser el referente santafesino en la contienda interna.

En la bota santafesina, la experiencia aglutinante de diversas fuerzas políticas convergió en el 2007 en el FPCyS que conquistó el poder luego de 24 años de predominio peronista, de los cuales 16 fueron monopolizados por Reutemann y Obeid. Es la experiencia que busca calcar el FAU.

Pero bien debe tenerse en cuenta -y lo hizo notar el lúcido radical Ernesto Sanz- que estas coaliciones (de las cuales hay experiencias en los vecinos países de Uruguay y Chile) deben tener un aceptable tiempo de maceración. En Santa Fe, el gobernante FPCyS comenzó a germinar hace una década y media; primero fueron los radicales y socialistas, y luego el resto de los partidos que hoy componen la coalición.

Los políticos del Frente Amplio-Unen saben que la población debe percibir que la fuerza naciente estará preparada para gobernar y no quedar reducida a un mero testimonio político de buenas voluntades. Para ello se necesita construir poder; dar sensación de fortaleza cuando se prescinde de un líder carismático (Alfonsín, Menem, Kirchner).

Luego de seis años de ejercicio del poder, con sus naturales diferencias y disidencias internas, el FPCyS santafesino pretende mostrar el aplomo necesario que le permita afianzarse definitivamente en la sociedad, más allá del tropezón del 2011 cuando el novedoso Miguel del Sel los puso al borde del jaque.

El 2015 será la prueba de fuego. Hoy la inseguridad y el tráfico de estupefacientes -sumado a la inestabilidad económica- liman a cualquier gobernante.

Primero, la gobernabilidad

La oportuna madurez política de los senadores peronistas mostrándose como garantes de la gobernabilidad (como les gusta identificarse) los llevó a votar este jueves, incluso con severas disidencias internas, dos propuestas del Poder Ejecutivo. Una, para aumentar el número de efectivos policiales en las calles de las asoladas principales ciudades de la provincia con cadetes y suboficiales retirados. La otra, para viabilizar el pedido de endeudamiento del Poder Ejecutivo por 985 millones -cifra que finalmente ascendió a 2.200 millones de pesos- para construir y ampliar cárceles y continuar con los acueductos.

El endeudamiento amenazaba desbarrancarse por la negativa radical de acceder a lo que consideraban una extorsión del peronismo, que pedía una cifra similar para canalizarla en obras para sus departamentos. Una oportuna reunión de hora y media el mismo día de la sesión en el despacho del jefe de Gabinete Rubén Galassi, quien persuadió a los radicales de tener una mirada más amplia y no darle pasto a las fieras en un sensibilizado año preelectoral, destrabó la votación y, como anticipamos la semana pasada, todo el mundo terminó satisfecho.

Las internas de la interna

En el radicalismo, las cosas, sin llegar al extremo del peronismo, no están del todo armónicas. Hay sectores que insisten con un debate más profundo de cara a la elección de autoridades partidarias en junio próximo; y el debate, por ahora soterrado, puede llegar a emerger si algunas posturas no logran consensuarse.

La reclamada interna en el seno del FPCyS para el año que viene, planteada por el sector Escarapela que lidera Mario Barletta, es motivo de invitación a serenas reflexiones por influyentes grupos internos que, ante un 2015 intrincado en el plano nacional -con elecciones en todas las categorías, e inclusive con la probabilidad cierta de ballotage-, bregan por un maduro diálogo interno, dentro de la propia fuerza y con el socialismo. “Lo esencial es seguir ganando la provincia y tener la mayoría legislativa”, manifestó un referente radical sureño.

En el peronismo, las cosas suelen ser más espectaculares y melodramáticas sin frenos políticos inhibitorios.

En este sentido, llamó la atención de la puesta en escena del senador Alberto Crocetti en pleno recinto y durante la sesión preparatoria, cuando -ante el asombro de propios y extraños- declinó la postulación efectuada por un compañero de bancada y de sector político para ocupar la vicepresidencia segunda del cuerpo, ofendido porque el massismo reiteraba la presidencia provisional del cuerpo en la persona del senador Rubén Pirola.

Crocetti, traicionado por los massistas y abandonado por los propios, se negó en público a aceptar el ofrecimiento de su compañero José Baucero. Su argumento es que se había faltado a la palabra empeñada por “mezquindades políticas” al no respetarse dentro del bloque la alternancia entre kirchneristas y massistas en la presidencia provisional del Senado, asignada al peronismo.

En Diputados, el presidente de la Cámara, Luis Rubeo, sigue trabajando afanosamente para la unidad del peronismo (tal como, dicen, le pidiera Reutemann), única manera de enfrentar decorosamente al frente gobernante, con otro convite a diputados y senadores para el martes 5.

El sector disidente que responde a María Eugenia Bielsa adelantó que seguirá sin asistir, sugiriendo como prenda de buena voluntad que la unidad empiece por casa con un solo bloque de diputados peronistas en lugar de la decena actual de subbloques.

Construcción de poder. De eso se trata. Lo demás es realismo mágico.

Dario Schueri - Desde Santa Fe